Ante la perspectiva de pasar el resto de la vida en una silla de ruedas, juega un papel importante la parte emocional. Eso sostiene Fernando Vega de Seoane, lesionado medular desde 2022, influencer y autor del libro ‘Si la vida te da limones, pide tequila’. Vega fue uno de los invitados a las Jornadas Científicas de ASPAYM Madrid, que tuvieron lugar el 2 y 3 de junio en la sede de la Fundación del Lesionado Medular.
¿Cuál fue el origen de la lesión?
Fue un accidente de esquí el 22 de enero de 2022. Tengo una lesión D6. Recuerdo que la aceptación fue muy rápida; a los pocos segundos de tener el golpe noté perfectamente que tenía un daño irreversible y completo. Supe que venía para quedarse. Así que resolví poner la mejor cara posible y rehacerme desde cero. La operación fue en Barcelona, tuve una transición de 6 días en Madrid y llegué a Toledo en febrero. Allí estuve dos meses y medio. Mentalmente y anímicamente estaba con el tema asimilado y muy dispuesto para aprender lo básico con la vida y enfrentar la nueva realidad. Gracias a ello siento que todo fue un proceso bastante rápido: le puse voluntad, interés y ganas de reactivarme. No niego que es un proceso duro, desconocido e inesperado. Una lesión medular es un contratiempo muy grande porque tienes muchas afecciones físicas y de convivencia. Por suerte para mí, con mucho tesón, mucho optimismo y mucha generosidad en casa por parte de mi mujer y de mis hijos hemos lidiado este toro de manera relativamente poco traumática.
¿Qué es lo más difícil para ti a día de hoy?
Lo que me supone un problema muy relevante es el tema del cuarto de baño. Mi casa no está adaptada aún y en mi caso tengo una vida poco ordenada desde el punto de vista de rutinas. Mi día a día está lleno de improvisaciones, ser metódico y riguroso es algo que aún no soy capaz de conseguir. Pese a todo, no me resisto a quedarme en casa encerrado. Estoy resuelto a que mi vida como ciudadano no se desactive; esa es la parte mas dura.
¿Qué fue lo más valioso que (re)aprendiste desde la lesión?
Que la parte emocional lo es todo. Me pareció asombrosa la «capacidad» que tenía yo de hacer un diagnóstico equivocado de mis capacidades reales. Siempre pensé que sería un infeliz si me quedaba en silla de ruedas. Pues me he quedado así y estoy bastante bien.
¿Qué le transmitirías a otra persona con una lesión medular reciente?
¿Cómo nace tu nueva faceta de «influencer»?
Me viene desde el primer día de la lesión. Estaba la variante Omicron por todas partes y yo hospitalizado en el Vall d’Hebron. Nadie podía venir a verme. Mis hijos estudiaban fuera. Con la pandemia, la distancia, el cambio horario… me pareció importante poder darles la información de primera mano. No me dejaban hablar por teléfono en la UCI y necesitaba transmitirles que estaba bien. Por ello, decidí crear un perfil de Instagram (@fernando_vega_de_seoane/) y subir un video de un minuto diario, desde el primer día. Con ello, daba certeza a lo que había pasado y mis hijos me veían. Ese perfil se convirtió en algo viral con los mensajes que yo daba, y fue creciendo hasta que hoy es un canal donde casi 37000 seguidores están conmigo y me ayudan mucho. Me he sentido muy acompañado en una UCI donde estaba muy solo. Además, me comentan cosas que ponderan mi comportamiento con lo que me ha pasado, frente al suyo con lo que les pasa a ellos. Se sorprenden de que esté feliz, optimista y sonriente mientras ellos sufren por lo que, en comparación, les parecen tonterías.
Y, además, has escrito un libro…
‘Si la vida te da limones, haz tequila’ es una especie de historia de amor. No es una biografía, pero en ella cuento una versión muy honesta de mi legado como padre, amigo, empresario y marido. En él, resumo las cosas que he hecho mal en la hoja de ruta, lo que me ha forjado el carácter y cómo he construido mi vida. En definitiva, soy el resultante de mi experiencia y configuración genética. Ello es lo que me provoca esta reacción ante la adversidad, desalineada de lo que la gente pudiera pensar. Cuento todo lo que me ha ocurrido de forma muy honesta, íntima, sin tapujos y con el ánimo de ayudar, que es un poco la voluntad que tengo ahora.